El SDF me ha dado la oportunidad de brillar, de dar y de recibir luz y amor. Especialmente Alcover ha sido un lugar mágico donde sin palabras, la conexión se fortalecía y simplemente fluimos. El cambio más grande fue el de abrir mi corazón, de sanar y de motivarme a seguir este camino.
Gracias por ayudarme a confiar y mirar con una perspectiva hermosa hacia la vida.
Entre 2012 y 2013 comenzó mi “despertar hacia adentro”. Como sabe todo aquel que se encuentre inmerso en algo así, se trata de un camino personal que se recorre durante toda la vida. En este contexto, el universo me echó un capote mostrándome el Spiritual Dance Festival. La asistencia a este festival el pasado verano fue realmente enriquecedora, no solo por los talleres en sí mismos ni por el maravilloso enclave en el que se desarrolló, sino especialmente, por la gente con la que tuve el privilegio de compartirlo. Gente muy dispar, en diferentes momentos de auto-desarrollo, pero al mismo tiempo muy cercana y cálida, siempre dispuesta a colmarte de su energía mediante el abrazo. De esta experiencia, además de lo aprendido y del recuerdo imborrable, me queda el contacto con personas (no demasiadas, pero suficientes), que a día de hoy juegan un papel fundamental en mi vida.